


[Poema escrito cuando tenía 23 años de edad. Nota del editor.]
Yo fui coral primero
Después hermosa piedra
Después fui de los bosques verdes y colgante hiedra
Después yo fui manzana,
Lirio de campiña
Labio de niña
Una alondra cantando en la mañana
Y ahora soy un alma
Que canta como canta una palma
De luz de Dios al viento

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Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.
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