Traducción de Idalia Morejón Arnaiz (Português – Español)

LAS CONTRADICCIONES DEL CUERPO
Mi cuerpo no es mi cuerpo,
es ilusión de otro ser.
Sabe el arte de esconderme
y es de tal modo sagaz
que a mí de mí mismo oculta.
Mi cuerpo, no mi agente,
mi sobre sellado,
mi revólver de asustar,
se volvió mi carcelero,
sabe más de mí que yo.
Mi cuerpo borra el recuerdo
que yo tenía de mi mente.
Me inocula su pathos,
me ataca, hiere y condena
por crímenes no cometidos.
Su artificio más diabólico
está en hacerse el enfermo.
Me tira el peso de los males
que teje a cada instante
y me pasa en revulsión.
Mi cuerpo inventó el dolor
a fin de volverlo interno,
integrante de mi id,
ofuscador de la luz
que ahí intentaba esparcirse.
Otras veces se divierte
sin que yo lo sepa o desee,
y en ese placer maligno,
que a sus células impregna,
de mi mutismo escarnece.
Mi cuerpo ordena que salga
a buscar lo que no quiero,
y me niega, al afirmarse
como señor de mi Yo
convertido en can servil.
Mi placer más refinado,
no soy yo quien va a sentirlo.
Es él, por mí, rapaz
y da masticados restos
a mi hambre absoluta.
Si de él intento alejarme,
por abstracción ignorarlo,
vuelve a mí, con todo el peso
de su carne contaminada,
su tedio, su malestar.
Quiero romper con mi cuerpo,
quiero enfrentarlo, acusarlo,
por abolir mi esencia,
pero él ni siquiera me escucha
y va por el rumbo opuesto.
Ya apretado por su pulso
de inquebrantable rigor,
no soy más quien antes era:
con sensualidad dirigida,
salgo a bailar con mi cuerpo.
METAFÍSICA DEL CUERPO
A Sonia von Brusky
La metafísica del cuerpo se entrevé
en las imágenes. El alma del cuerpo
modula en cada fragmento su música
de esferas y de esencias
más allá de la simple carne y las simples uñas.
En cada silencio del cuerpo se identifica
la línea del sentido universal
que a la forma breve y transitiva imprime
la solemne marca de los dioses
y del sueño.
Entre hojas, se sorprende
en la última ninfa
lo que en la mujer es aún ramo y rocío
y, más que naturaleza, pensamiento
de la unidad inicial del mundo:
mujer planta brisa mar,
el ser telúrico, espontáneo,
como si un gajo fuera del infinito
árbol que condensa
la miel, el sol, el soplo acre de la vida.
De éxtasis y temblor la vista se baña
ante la luminosa nalga opalescente,
el muslo, el sacro vientre, prometido
al oficio de existir, y todo lo demás que el cuerpo
resume de otra vida, más floreciente,
en que todos fuimos tierra, savia y amor.
He ahí que se revela el ser, en la transparencia
del envoltorio perfecto.
AUSENCIA
Durante mucho tiempo creí que la ausencia es falta.
Y lastimaba, ignorante, a la falta.
Hoy no la lastimo.
No hay falta en la ausencia.
La ausencia es un estar en mí.
Y la siento, blanca, tan pegada, arropada en mis brazos,
que río y danzo e invento exclamaciones alegres,
porque la ausencia, esa ausencia asimilada,
nadie me la volverá a robar.
ASPIRACIÓN
Tan imperfectas, nuestras maneras
de amar.
¿Cuándo alcanzaremos
el límite, al ápice
de perfección,
que es no morir nunca más,
nunca más vivir
dos vidas en una,
y que sólo el amor gobierne
todo más allá, todo fuera de nosotros mismos?
El absoluto amor,
rebelde a la condición de carne y alma.
de Cuerpo (1984)
