Se busca un traductor
La carretera es ahora mismo un cine
que te muestra una pantalla estática
y luego, más naranjales.
En una de las vallas hay un feto
como entrevisto desde un útero trasparente.
“Preborn babies feel pain”.
Es un cartel anti-aborto, diríase también“pro-life”.
Casi conmueve.
La siguiente valla te deja saber cuándo y dónde
es el próximo Gun Show.
Con su “Buy, Sell, Trade”,
es insidiosamente lo peor de América.
De una valla a otra
hay la misma distancia que de la tierra a la luna.
¿Notará alguien más el tremendo sinsentido
en esta proximidad lejana?
Si vamos a reconocer que un feto sufre
por no completer el ciclo de crecer y nacer,
¿cómo consentir que nuestros hijos vayan a la guerra
cuando apenas han dejado de ser niños?
¿Y qué tal todos los que mueren a manos de las armas
vendidas, compradas, canjeadas sin control?
La próxima valla quisiera diseñarla yo.
Pondría esa imagen que me mandó una amiga
de unas mujeres rusas que levantan carteles
que escuetamente dicen: “No parimos carne”.
Repetiría este anuncio en vallas sucesivas:
No parimos cane
No parimos carne
No parimos carne.
Debo traducir la frase al inglés de la Florida,
debo comprarme un montón de vallas vírgenes,
pero antes que nada
exprimiré naranjas en los ojos de los ciegos
a ver si con ello les devuelvo el milagro de la visión.
Todo el mundo hace performances a su modo
El patriarca Kirill bendice los ejércitos
que enfilan a los campos de exterminio.
El presidente, quien da las órdenes de cuándo y dónde matar,
recibe la eucaristía de las manos del santo varón ungido.
Maria Alyokhina, disfrazada de repartidora de comida,
logra al fin escaparse a algún lugar seguro.
Alyokhina, madre soltera, lleva años marcada como enemigo público,
desde que cantara junto a otras en aquella catedral
algo que patriarca y presidente reprobaron.
Ha encarado al poder y el poder no perdona.
La iglesia sí perdona, pero solo al poder,
hermandad sagrada mientras dure.
Maria Alyokhina, la mujer de la baclavaca, piensa,
mientras se acomoda en un país extranjero,
en cómo todo está contaminado,
desde el aire hasta el silbido,
el abedul, la manzana, las cúpulas doradas,
los asientos del tren, las aldabas de las puertas,
todo está manchado de una extraña materia,
coágulos, materia fecal y pensamientos grumosos
que ninguna lluvia puede ya lavar.
Si algo la contenta es que tal vez muy pronto,
la vida le concederá la gracia de cantar junto a Byork.